viernes, 22 de febrero de 2019

21 de febrero


PÁGINA 233, ACTIVIDAD 17: Describe la evolución de la economía italiana bajo el régimen fascista.

El fundador del fascismo en Italia fue Benito Mussolini. En el plano económico, podemos decir que, en un primer momento, el fascismo optó por un sistema corporativista. Con este sistema, el Estado de carácter fascista pretendía una organización de la economía y una gestión de las organizaciones sociales (sindicatos y patronal) que estuvieran bajo el principio de la colaboración de clases.
Sin embargo, la invención de este sistema no fue más que una fachada que permitió al régimen un absoluto control sobre estos grupos a través del Ministerio y del Consejo Nacional de Corporaciones. El inicio del corporativismo se dio con leyes laborales como la Carta de Trabajo, en 1927, que solo permitía los sindicatos fascistas y que declaraba ilegal la huelga.
Por otro lado, el fascismo aplicó una política económica de carácter liberal favorable a las grandes empresas que dio paso, en 1925, a una política intervencionista.
Desarrolló un gran despliegue propagandístico con el objetivo de impulsar una serie de iniciativas presentadas como «batallas»: una de ellas, la batalla del trigo buscaba alcanzar un autoabastecimiento del cereal para así, no tener que importar; por otro lado, la batalla de la lira, que supuso la reevaluación de la lira a coste de reducir los salarios un 20%, pretendía desarrollar un proyecto que pusiera en producción áreas pantanosas del valle del Po.
Sin embargo, tras la crisis de 1929, se optó por una autarquía (sistema por el cual un Estado se abastece con sus propios recursos, es decir, se autoabastece, evitando en la medida de lo posible las importaciones). 
Se quiso fomentar la concentración industrial y en 1933 se creó el IRI (Instituto para la Reconstrucción Industrial) para canalizar las inversiones del Estado hacia las industrias que tuvieran un valor estratégico. A partir del año 1936 se diseñó una auténtica economía de guerra, la cual sustentaría el expansionismo fascista.

PÁGINA 229, ACTIVIDAD 8: Compara las características del fascismo con las de una democracia.

La democracia y el fascismo son dos tipos de organización política totalmente opuestos.
El fascismo defendía, por ejemplo, un Estado totalitario con control sobre todo los aspectos de la vida. Se propugnaba la primacía del Estado sobre el individuo y se negaban los principios liberales, tales como la igualdad, los derechos individuales y la separación de poderes. Por el contrario, una democracia se basa, precisamente en esa idea de igualdad, por lo que estos derechos sí que quedaban garantizados.
El fascismo apoyaba un sistema político dictatorial de partido único, sustentándose este partido en el principio de liderazgo. El fascismo trató de moldear una sociedad basada en los principios del orden,  de la obediencia  y la autoridad al líder; dándose, de este modo, el culto a la personalidad del líder. En una democracia no existe un líder autoritario, ni el culto al mismo, puesto que este sistema establece un jefe elegido de manera democrática, es decir, por sufragio universal.
Los que eran partidarios del fascismo eran todos racistas. El nazismo, el racismo y el antisemitismo se convirtieron en la doctrina central, así como en elemento aglutinador de la unidad nacional. Esto es impensable en una democracia, que como ya hemos dicho anteriormente se basa en los principios de igualdad; de todos y sin ningún tipo de exclusión.
Una democracia promulgará valores de ayuda y cooperación entre todos, buscando siempre alternativas al uso de la violencia; mientras que, por el contrario, el fascismo defenderá la violencia frente a los oponentes políticos, considerándose ésta incluso como un valor positivo.
Los partidos fascistas buscaban movilizar a las masas y encuadrarlas en el seno de un partido y un sindicato únicos, y en sus milicias u organizaciones paramilitares. En una democracia, esto n se da, puesto que se permite la libre existencia de partidos políticos así como de sindicatos, además de que no se obliga a nadie a unirse a la fuerza militar por la fuerza.
Por último cabe destacar que un fascismo exaltaba los principios masculinos, y relegaba a la mujer y al hogar. En una democracia, la mujer tenía más derechos, aunque en las primeras seguía sin tener reconocido el sufragio. Hoy en día, en un país con una organización política democrática, la figura de la mujer está equiparada a la del hombre, con los mismos derechos y deberes que éste. 

1 comentario:

  1. buen comienzo: resaltar intervencionismo económico y líneas básicas antidemocracia:
    negación valor individual ser humano: división jerárquica de roles, poder no ciudadano sino al servicio de la nación impuesto por la fuerza

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