Considero como evidentes las siguientes verdades de Pero Grullo:
1. Los expedientes académicos carecen de propiedades mágicas. Por muy brillantes que sean, sin la mínima inteligencia emocional imprescindible para la vida, lo único que queda asegurado es la infelicidad.
2. El mundo no se acaba por no obtener las notas deseadas, sino cuando somos incapaces de soportar la presión de que las cosas puedan no salir como esperamos.
3. La utilidad de las notas es muy limitada, mientras que los aprendizajes que adquirimos formarán parte de nosotros el resto de nuestras vidas.
4. Las recetas mágicas para obtener la nota ansiada son, por tanto, un timo. Carezco de ellas y no estoy interesada en encontrarlas.
5. El saber enciclopédico fue revolucionario… en el siglo XVIII, quedó obsoleto ante los movimientos de renovación pedagógica a caballo entre el XIX y el XX y en la era Wikipedia es una forma de asfixiar el pensamiento crítico y de segregar a los alumnos buenos de los fracasados, convenciéndoles de paso de que se merecen su fortuna, buena o mala.
6. Carece de sentido medir los conocimientos que no somos capaces de aplicar, de ahí la famosa frase:
- Profe, es que pones unos exámenes muy difíciles: ¡Hay que pensar!
7. Hay asignaturas más difíciles que otras. Realizar los cálculos para detonar una bomba atómica lo puede hacer un ordenador, explicar cómo el botón nuclear ha acabado en manos de Donald Trump, o componer una canción que provoque un nudo en el estómago del que la escucha, no.
8. Las nuevas tecnologías no sustituyen a las viejas, en el mejor de los casos las complementan:
a) La herramienta decortar y pegar sin actividad neuronal propia no garantiza el aprobado.
b) La comunicación vía Racima no sustituye la analógica, por lo que no sólo no simplifica mi trabajo, sino que lo multiplica. Concretamente, calificar el trabajo de mis alumnos de manera adecuada, hacerles llegar a ellos la información de cómo llevan la asignatura de manera que lo entiendan, y mantener a las familias al tanto, triplica mi volumen de trabajo. Confío en que ésta nuestra comunidad escolar sepa disculparme si me abstengo de colgar las notas en Racima mientras ese volumen de trabajo no se reduzca en un tercio, tanto en ratio de alumnos por clase como en número de clases (y por tanto alumnos) semanales.
9. El valor de mis alumnos reside en su calidad como personas únicas e irreemplazables. No deis por sentado que se me gana por la brillantez académica, o que no me han robado el corazón aunque no haya encontrado la manera de aprobarles.
10. Sólo podré contribuir a la formación de mis alumnos en la medida en que compartamos los criterios de lo que es la buena educación y colaboremos en avanzar en la misma dirección. Si empujamos en direcciones opuestas no llegaremos a ninguna parte.